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Ángelo Gaudio: el reflejo del esfuerzo con el Stud Pompita

El propietario del Stud Pompita nos habló de sus inicios, su inagotable amor por los caballos y su nuevo rol de comunicador.

Por Daniela Muñoz

@dani.indice1


Antiguamente, cuando uno pensaba en los propietarios de caballos de carrera solía imaginarse a gente con un alto poder adquisitivo, pero desde hace un tiempo eso ya no es así. Actualmente, podemos ver algunos Stud que tienen dueños que reflejan a la mayor parte de la sociedad chilena contemporánea: personas que aman la hípica y que realizan grandes esfuerzos personales o en sociedad para mantener vivo su gran sueño.


En esta oportunidad, nos tocó conocer a Ángelo Gaudio, Ingeniero Civil bioquímico de profesión, comunicador, dueño del Stud Pompita y uno de los tantos hinchas que sufren o lloran de alegría viendo cada fin de semana a su querido Santiago Wanderers por todo el país.


Cuando hablamos de los colores hípicos que se han forjado a puro esfuerzo, no podemos dejar de lado la historia del Stud Pompita. Por lo mismo, nos interesó saber la historia de este propietario de 46 años, que junto a su familia han demostrado un abnegado amor por los caballos de carreras. Pese a que siempre ha sido muy reticente a las entrevistas y a personalizar en su figura los logros de sus ejemplares, en esta ocasión tuvimos el privilegio de conocer en profundidad a este propietario, que destaca por su alma caritativa y siempre en búsqueda de la justicia social, algo que desde el 2006 ha logrado mantener a punta de trabajo con los colores naranja y verde en los hipódromos nacionales.


Nos encontramos con Ángelo a la entrada de los corrales del Valparaíso Sporting. Un detalle no menor fue que antes de vernos y saludarlo, venía caminando y conversando con más de una persona, sintiendo de inmediato el enorme cariño que tiene en el recinto viñamarino.


Nuestra primera aventura junto a él fue visitar a algunos de sus ejemplares para grabar un hermoso video que está en nuestra cuenta de Instagram. Tras eso, nos trasladamos hasta las galerías del hipódromo para ver la carrera de uno de sus predilectos: Sociegate Papurri, quien realizó un buen cometido pese a no ganar la competencia.


¿Cómo entraste en el mundo de la hípica?


Es bien curioso, porque mi abuelo por parte materna era super hípico. Él vivía en Valparaíso, pero viajaba a Santiago para jugar las carreras en el Club Hípico y después se devolvía, pero un día no llegó. Entonces mi abuela estaba muy enojada, pensó que se había lanzado con otras chicas. Nada de eso era real, lo que pasó fue que mi abuelo murió en las galerías del Club Hípico de un ataque al corazón, nunca supimos si acertó el gran premio o no, igual no alcancé a conocerlo porque mi mamá era chiquitita. Y ahí nos quedó algo de genética, porque después mi tío, el hijo mayor de mi abuelo y hermano de mi mamá, para los Derby nos llevaba a diversos paseos, como al puente Colmo, el tranque Los Aromos, Las Dichas o la poza cristalina, y llevaba la radio y hacíamos apuestas en familia porque éramos una familia numerosa y con eso me empezó a gustar la hípica.


Recuerdo que para el Derby que ganó Enfático por distanciamiento, mi tío me llevó a un Teletrak, porque todo lo que recaudamos como familia dijimos: “¿Por qué no lo vamos a apostar?” Era la primera vez que entraba a una sucursal y le apostamos a Enfático y a Early Gray. Finalmente gano Enfático y así salieron más asados, más carrete, a los cabros chicos como nosotros nos compraron helados y así me empezó a gustar más la hípica. Fue ahí cuando le pedí a mi tío que me empezara a llevar más seguido a las sucursales, hasta que un día entré al Sporting y en ese momento me enamoré de la hípica.


Cuando conocí el Sporting ingresé a la nave de una persona que ya no es preparador, Sergio Leiga, no sé qué será de él la verdad. Ahí me saqué fotos con un caballo que se llamaba Makareno, después cuando lo vi correr tenía casi puras últimas llegadas, pero me acordé de él y le aposté. El caballo llegó segundo y me saqué las quinelas, dando inicio a mi vida como apostador. Después con mi mamá, que también le gusta el tema de la hípica, nos compramos una radio chica y empezamos a escuchar las carreras a través de la radio Colo-Colo. Así que pasábamos a la sucursal, apostábamos en todas las competencias solo de $200 pesos y después estábamos toda la tarde escuchando carreras, así partió todo este tema.


Luego, me hice muy amigo del preparador Héctor Muñoz, quien me enseño mucho más de la hípica. Cuando Héctor salió involucrado en casos de dopping, él dijo que nunca había usado el medicamento y por lo mismo se retiró, se deshizo de todos sus caballos y de ese remate yo le compré mi primera yegua, que fue Spiritual Time y así nace el Stud Pompita, podríamos decir que gracias a Héctor Muñoz…


¿Cómo nace el nombre del Stud Pompita?


Mi hermana, que trabaja en las cajas del Sporting, conoció al jinete Israel Villagrán. Se enamoró y se casó con él, quien se ha convertido en un gran amigo y hermano. Israel con Mariela tuvieron una hija: Francisca. Cuando ella era bebé bailaba la canción “mueve la pompa” de Axé Bahía, entonces le decíamos pompa o pompita por cariño. Para mi la Fran son mis ojos, a esa niña la adoro. Así que cuando tuve la oportunidad de sacar colores le pusimos Stud Pompita por ella: mi sobrina regalona. Ahora está la Renata también, por eso tendré que sacar otro Stud (risas).


¿Por qué los colores verde y naranjo en la chaquetilla?


Es una mezcla de varias cosas. Primero, yo quería basarme en los stud antiguos, porque soy un fanático de la hípica antigua. Quienes me conocen saben que a mí me gusta ir a los corrales, relacionarme con los empleados, hacerles regalitos, incluso cuando los caballitos están bien presentados, llevarlos a comer, ir donde el “Bórquez” y tomar 'chokita'. Esa es la hípica antigua; escuchar tango y tomar un vino donde don Jorge. Por lo tanto, quería que mis colores tuvieran esa usanza antigua como el Stud Macul, que la gorra tenía un color totalmente distinto a la casaquilla, por eso la gorra del Pompita es blanca, no tiene relación con el naranja y verde de la casaquilla.


Segundo, el verde y naranja nacen por una interesante historia. Un día estaba viendo un partido de un equipo alemán llamado Werden Bremen, quienes tienen una camiseta verde y decidieron combinarla con naranja. Yo la encontré muy bonita y una gran idea para la replicará Santiago Wanderers, el equipo de mis amores. “Ojalá algún día Wanderers use esta combinación verde y naranja porque se veía muy llamativa”, pensaba. Así que cuando me tocó sacar los colores lo hice pensando en eso.


Otro dato más, la primera victoria del Stud Pompita fue el 4 de enero del 2007 junto a Spiritual Time en el Hipódromo Chile. Fue algo especial porque la yegua era 100% mía, no tenía sociedad con nadie y los colores recién llevaban dos semanas de vida.


Luego hice sociedad con un gran amigo y hermano con quien nos tocó estudiar en la misma universidad, Jorge Moltedo, con él hemos hecho sociedad hasta el día de hoy y justamente es de Cobreloa. Así que nosotros ocupamos de excusa que los colores en realidad lo hicimos a medias y él eligió el naranja por su club y yo el verde por Wanderers, pero fue una cuestión de total coincidencia, lo usamos de excusa.


¿Y por qué quisiste ser propietario?


Yo me metí a la hípica porque quería estar ligado de cualquier forma a la actividad. Por ejemplo, me dio por ser jinete, menos mal que no lo fui porque no tengo motor, ni corazón para eso. No me subiría a un caballo, pero en ese momento veía a los jinetes y era una admiración total. Cuando era “cabro chico” empecé a cuidarme, pesaba 48 kilos.


Héctor Muñoz me sacaba a galopar un caballo que tenía, Wimbledon, quien ganó la copa mil carreras. Después empecé a crecer, me metí a estudiar a la universidad y se desvaneció toda esa posibilidad. Por eso la única oportunidad que me quedaba para seguir ligado a la actividad era sacar mi título, porque yo vengo de una familia de profes.


A nosotros siempre nos costó, fuimos una familia de esfuerzo, así que no estaba dentro de las posibilidades que nosotros algún día pudiésemos ser propietarios. Creo que por eso siempre me dicen el “stud del esfuerzo” o “de los humildes”. Tener mis colores siempre fue mi sueño, así que mi única alternativa era estudiando, sacándome la cresta, sacando un buen título y encontrando una buena pega. Me titulé sin mayor apremio, porque a mí en lo académico siempre me fue bien, empecé a trabajar y así se me dio la oportunidad de tener mi primer caballo que fue Spiritual Time.


¿Qué sientes a la hora de ver y estar con un caballo de carreras?


Yo creo que la conexión que se tenga con el caballo va a depender de la situación que estés viviendo. Por ejemplo, a mí las carreras no me gusta verlas acompañado porque me pongo re nervioso, quiero que lleguen sanitos. Siempre he sentido el miedo de que lo aprieten o lo boten. Hoy pensé que me iban a grabar viendo la carrera y les iba a decir que no, pero cuando estaba hablando con ustedes me olvidé de que corría; lo tomé con liviandad. Les iba a comentar que ni me estresé, porque cuando los caballos van a correr me pongo muy nervioso, sobre todo cuando van a entrar al partidor. Quiero que larguen luego porque me da miedo pensar que les vaya a pasar algo.


Cuando voy al corral a ver los caballos es diferente, porque voy con mi hija. Ella los regalonea, nos relajamos, les damos frutas y verduras, es una sensación de alivio, de sentir que los caballos están bien cuidados y te lo agradecen. Por mí que los caballos corrieran una vez al mes, no tendría ningún problema, mientras se mantengan sanitos y nos les pase nada. Eso siempre ha sido la impronta de nuestro Stud, porque mi socio Jorge Moltedo también tiene esa misma mentalidad de cuidar al caballo. Bueno, eso explica que el caballo Baby Day corrió hasta los 14 años, y eso que tuvo una lesión en su rodilla.

Nosotros cuidamos muchos a los animales acá, les damos todo el tiempo necesario para que mejoren si están mal. Por ejemplo, hemos tenido caballos reciclados, casi desahuciados, como Melquiades. A él lo compramos con 5 años y perdedor. Al final nos terminamos ganando 7 u 8 carreras con él y corrió hasta los 9 años, tenía hasta una diarrea cuando lo compramos; pesaba 380 kilos. Por eso nuestra impronta siempre será darle una segunda oportunidad a los caballitos que de repente no han resultado en otros lados.


¿Has tenido siempre el apoyo de tu familia en esta loca aventura que es la hípica?


Sí, me dejan ser en realidad. No me molestan, aunque mi esposa siempre fue bien reticente con la hípica ya que ella tuvo familiares que se apostaban el sueldo. Yo no soy jugador, entonces ella se empezó a dar cuenta que la hípica se podía vivir desde otra perspectiva. Ahora mis caballos igual los juego por una cuestión de gritarlos. Es divertido jugar un boletito de repente, pero es raro que tú me veas jugando carreras o buscando acertar algo para pagar una mesa. En realidad, yo si juego es porque se me dio la oportunidad y me divertí en ese momento.


Y no hay problemas con mi familia, porque ellos saben cómo yo vivo la hípica: desde la pasión, el goce, la adrenalina de sacarte una foto o a veces estás lejos y lo gritas a través del celular y que tus amigos te feliciten. Eso me gusta y si alguien de mis amigos se quiere sacar la foto que se la saquen. Me gusta eso de que las personas puedan tener el acceso de poder sacarse una fotografía con un caballito que no es de ellos, pero lo sienten como si fuese así. La gente te apoya harto y eso es lo que uno busca en el fondo: el cariño, la buena onda y la buena vibra.


¿Y alguna de esas cosas son la motivación que te lleva a seguir con tus colores?


Quienes me conocen lo saben, porque he hablado de esto un montón de veces. Estos caballos y este stud yo lo tengo por Israel Villagrán. Él siempre ha sido mi amigo y mi hermano; le tengo un cariño enorme. En estos momentos él esta con una lesión super grave, pero quiere volver a correr y estoy seguro de que lo hará porque quiere llegar a las 1.000 carreras ganadas. Siempre bromeamos y decimos que, si nadie quiere darle montas al Israel, él siempre va a tener los caballos del Stud Pompita para correrlos. Yo no sé si el día de mañana Israel deje de correr y yo siga teniendo caballos. Siendo bien honesto, estos meses han sido complicados. Pese a que le tengo un enorme cariño al “Papo” (Claudio Poblete), a Jorgito Baeza y Sebastián Marín, para mi es difícil que mis caballos corran y que no esté Israel en sus lomos. Es una situación compleja, así que le agradezco a los cabros que se la juegan por mis colores.


Yo creo que a lo mejor seguiremos teniendo caballos cuando Israel deje de correr, si es que él sigue ligado a la hípica. Igual es una pregunta difícil, porque estos colores están desde el 2007 en las canchas de Chile. Hemos ganado en el Hipódromo y hasta en el ex Club Hípico de Antofagasta, así que yo siento que estos colores se merecían una oportunidad para que la gente pudiese conocer un poquito más del Pompita. Somos un stud de esfuerzo, de segundas oportunidades a caballitos reciclados y cuidar de ellos, retribuirles con buenos cuidados lo que nos dan.


¿Y ha valido la pena pertenecer a este mundo desde una perspectiva personal y económica?


Económica no (risas). Igual no hay que ser mal agradecido con esta actividad. Por eso, le dejo una invitación a todas las personas que en algún momento sueñan con tener caballos. Esto no es un negocio, comprar un caballo es fácil porque ese gasto lo haces una vez. Yo soy de la mentalidad de que, si vas a comprar un caballo, no busco que ese caballo que me costó 2 millones o 100 lucas me devuelva ese dinero apenas gane. Yo pago ese dinero y me olvido de eso, ya que mi misión es que el caballito vaya pagándose la pensión con sus propios premios. Con eso soy feliz, y si la pensión tiene que salir de mi bolsillo la voy a pagar igual, ya que detrás de esa pensión hay sueldos y un forraje que el preparador tiene que pagar, entonces esa es más o menos la impronta.


Respecto a lo económico, este año ha sido muy bueno para el Stud Pompita. Los caballos se han sacado el sombrero, han ganado todos. Michelitina la rompió, así que estamos con números muy azules, pero no todos los años son así. En la época de la pandemia, Villa Serrana tuvo un tema con una picadura de araña, que derivó en tratamientos muy caros. Aunque pudimos rescatarla, la yegua estuvo todo ese tiempo sin correr y sin saber si iba a volver a las pistas, pero la finalidad de nosotros era que se salvará.


Hay que entender que la hípica es muy oscilante, el que viene a hacer negocio lo más probable es que lo pase mal. Yo lo he pasado muy bien en lo emocional. Aquí está mi vida, cada vez hago menos clases. Estoy más enfocado en la hípica, tenemos un programa que este reentretenido, lo pasamos bien. También estoy con el tema de los remedios y cronometrando. Entonces mi vida ya está acá.


Aquí tengo grandes amigos, preparadores tremendos como don Jorge Araneda: un crack, prácticamente parte de la familia. Jorge González, un verdadero hermano, un amigo tremendo y anteriormente Enrique Lagunas, que en estos momentos no tiene caballitos con mis colores, pero es un preparador que le agradezco un montón. Los tres son grandes preparadores que yo les tengo un cariño tremendo.

¿Te gustaría que tus hijos siguieran ligados a la actividad?


Yo creo que mi hija va más por ese lado. Se le nota que ella vibra con esto y no desde la apuesta, porque ella no es jugadora. No tiene ese chip de ir a jugar un caballo, les gusta ir a verlos, mirar las carreras, ir a visitarlos al corral, de que los saquen a pasear y ella hacerles cariño. Se le nota que ella vibra mucho con esto.


A mi hijo también le gusta la hípica y la está disfrutando mucho ahora, pero a él le gusta venir a jugar, apostar, venir a sentarse a una mesa. Se nota que él es más platachero, es como estas personas que lo ven como un espacio social y le gusta armar juegos con los tíos.

Ellos viven la hípica muy a concho, pero desde focos super distintos, por eso que yo creo que esto puede seguir.


Caso hipotético. Corres El Derby con una tremenda opción de ganar y Santiago Wanderers juega la final del Torneo Nacional el mismo día y a la misma hora. ¿A qué le darías más prioridad y por qué?


¡Qué difícil, mala la pregunta! (risas) Nosotros como familia, mi señora y mis dos cabros chicos, somos todos wanderinos. De hecho, muchas veces han corrido caballos con harta opción y prefiero ver el partido del Wanderers. Nunca he transado cuando ellos juegan. Por ejemplo, este fin de semana nos vamos a Puerto Montt a ver al equipo allá, pero correr un Derby es otra cosa, llegar a ese clásico es un sueño. Creo cuando uno es más humilde y accede a caballos que uno sabe que normalmente son ejemplares que no han dado resultado en otros lados, llegar a correr un Derby sería una cuestión super puntual, así que yo creo que tendría que hipotecar la opción de ir a ver a Santiago Wanderers.


¿La gente de Santiago Wanderers sigue a tus caballos? ¿Crees qué has logrado irradiar tus colores en el elenco porteño?


Yo soy muy barrista y la gente de la barra me conoce hace muchos años, porque he trabajado con ellos, pero nunca lo he comentado. Por lo mismo nunca he dado entrevistas, nunca quise que me asociaran a los caballos. Mucha gente me decía: “Yo no sabía que tú eras el dueño del Stud Pompita, pensé que eras amigo del dueño (risas)”. Me miraban a chinche, la gente en realidad no sabía y no lo relacionaba. Igual yo tampoco quería que lo supieran, porque después podían pensar que uno es agrandado, así que prefería mantenerlo en bajo perfil y por eso también no accedía a muchas fotos. Por ejemplo, en mi Instagram yo nunca había subido fotos en las que yo saliera, solo de los caballos y que la gente reconociera los colores, no al propietario. No me interesaba la farándula, por decirlo de alguna manera.


Aunque en el último tiempo, desde que empezamos a hacer el programa de Hípica Sporting, me di cuenta de que la gente me empezó a cachar, así que me dije: “Bueno, si tampoco hay nada de malo”. La gente del Wanderers recién está cachando el tema de los caballos, varios me han dicho: “Oye Gaudio, nunca dijiste que tenías caballos”.


Hípica viñamarina


¿Qué opinión tienes de la hípica viñamarina actual?


Es compleja la pregunta porque hay varios prismas. Podríamos analizarla desde lo romántico, ya que la hípica viñamarina tiene eso que los nostálgicos buscamos: un edificio estructural hermosísimo. Me cuesta entender que haya gente de la región que nunca haya visitado el Sporting. De verdad me cuesta entenderlo ya que esta es una actividad tan hermosa, con un espacio tan maravilloso en lo arquitectónico, en lo histórico y en lo que representa para una ciudad. ¿Cuántas ciudades en Latinoamérica tienen un hipódromo como este? Desde lo nostálgico y lo romántico lo encuentro maravilloso. Tan solo estar sentado en estos tablones centenarios es mágico y con todo lo que la palabra conlleva, porque esto es magia.


Imagina venir a sentarse donde Jorge Bórquez a tomar un café con leche y una paila con huevo en un restaurante añejo con olor a bohemia, eso a mí me encanta. Yo soy coleccionista de vinilos, me gustan las antigüedades. Por eso, para mí estar aquí es viajar en el tiempo, lo encuentro fantástico desde lo cultural, lo romántico y lo bohemio.


Ahora, desde lo que es más asociado a la hípica como tal, siento hay muchas cositas que pueden mejorar y creo que va a ser así con el tiempo. Por ejemplo, me gustaría que hubiese mejores premios, ya que eso permite que lleguen más caballos y los que ya están acá no tengan la necesidad de correr todas las semanas. Me gustaría que se realizarán más carreras de distancia, que darían mejores premios y permitirían que los caballos también corran más a lo lejos, eso también llamaría a nuevos propietarios y ejemplares para que vengan a buscar esas carreras. En ese sentido siento que se podría avanzar más, pero en general siento que el Sporting es un espacio muy bien cuidado, tenemos las 2 mejores pistas de Chile arena y pasto, aire libre y puro, buenos restaurantes, todo impecable.


¿Ha cambiado para mejor o peor la hípica nacional durante los últimos 20 años?


En muchos aspectos la hípica nacional ha crecido. Por ejemplo, el tema de control de dopping lo encuentro maravilloso. Hoy en día las cosas que se pueden usar con los caballos están super limitadas y lo encuentro muy bueno, porque eso cuida al animal. Me gusta el tipo de huascas que se está usando, que las entregan los hipódromos y no infringen dolor. Me alegra que se esté prohibiendo el uso de ciertos instrumentos que antes si se podían usar, como las rodelas. Se está trabajando para cuidar al animal, como con el cuidado de las canchas. En muchos aspectos hemos crecido, pero en otros creo que podríamos ir avanzando más, como en el tema de los premios. Hay detalles como la cancha del Club Hípico, una cancha que está en mal estado y a pesar de eso no se hacen los cuidados correspondientes.


¿Tenemos un Lado A y B en el turf local?


Si, claro que hay lados diferentes. Hay muchas cosas que el apostador común y silvestre desconoce totalmente. De hecho, uno se da cuenta de eso cuando un caballo o jinete determinado comete algún error en una conducción y la gente le silba o le tira programas e improperios. Muchas veces ese apostador no sabe todo el trabajo que hubo detrás de esa carrera que lamentablemente no se pudo dar porque la hípica es así. El que juega una carrera y piensa que existe el caballo fijo es alguien que no sabe de hípica, debiese ser un concepto que deberíamos erradicar, pero ya es parte de la cultura general, decir “ah este es fijo” es del ideario, del imaginario colectivo.


Tú te das cuentas que en las naves y en los corrales no están los mismos recursos, hay preparadores mucho más humildes que otros y tienen que competir a veces en condiciones que no son las más justas, contra corrales que son tremendos y cuentan con recursos muchos más altos y eso no se ve; uno simplemente ve el caballo llegar acá y muchas veces ese preparador ha tenido que rebuscársela para poder dar pelea a grandes ejemplares.


Piensen que hay muchos corrales en donde los caballitos que se tienen son más viejos, que ya estuvieron en otros corrales y estos que vienen con problemitas tienen que competir con los grandes pesos de los Haras más tradicionales. Entonces hay una desigualdad tremenda, es compleja de combatirla, pero así y todo, la astucia, la inteligencia del profesional hípico le permite darse el gusto de a veces estar ganando carreras con poquito. Hay un lado A y B, gente que viene acá todas las reuniones y se sienta en una mesa y almuerza exquisito y hay otros que están abajo tomándose un consomé donde la tía. Entonces hay desigualdad, es complejo a veces el escenario de competencia y sin lugar a duda es algo que se da en todo el espectro de lo que es la hípica.


¿Qué opinas de la falta de oportunidades que tienen algunos jockeys locales?


Hay de todo un poco, pero definitivamente faltan oportunidades. Un claro ejemplo, evocando a los jinetes que son más nuevos, es lo que ocurre con José Cueto. A él siempre le hemos tenido harto cariño y le hemos tirado hartas flores, incluso en el programa, y de un momento a otro se le empezaron a abrir las puertas y empezó a demostrar que teniendo caballo él podía ganar. Entonces ¿es coincidencia? No necesariamente, a veces tú te vas dando cuenta que un jinete por más trabajador que sea se tiene que conformar con correr la cuarta o la quinta opción. Tampoco quiero desmerecer lo que hacen los jinetes en Santiago, porque ellos también están donde están porque se lo han ganado y eso es indiscutible, pero es complicado para el jinete viñamarino competir de esa manera con jockeys que llegan acá solamente a correr y los que están galopando todas las semanas son los cabros de acá.


¿Qué cambios o modificaciones aplicarías en el Sporting? Tanto en infraestructura o carreras, etc.


Yo podría cambiar cosas que a mi parecer podrían hacerle mejor o peor a la hípica, creo que todos esos cambios debiesen estar en manos de los expertos. A mí me gustaría que hubiese carreras más largas y un alza de los premios. Cuando se estuvo dando el bono de 500 mil pesos después de la pandemia ayudó un montón a los corrales, fue un aliciente bien potente para los propietarios. Lamentablemente, eso no fue un reajuste de premios, si no que fue un bono y ahora ya va solamente en los 150 mil pesos. Ese sería el cambio más importante por el que yo lucharía, porque ganamos todos: el empleado, el jinete, el caballito, el propietario, preparador, capataz y todos quienes forman parte de esto.


¿Llegó el recambio generacional en el rubro hípico? Tanto en jinetes, cuidadores, preparadores, stud, propietarios, etc.


Hay un recambio y se nota que hay un sello distinto. Hoy en día tú te das cuenta de que la gente puede asociarse entre varios y comprar un caballo y divertirse, eso antes no existía porque las personas que podían comprar caballos eran específicas. Para preparar un caballo o sacar tus colores debías tener un aval, hoy en día eso es un poquito más libre, hay más libertad en ese aspecto, pero también veo que los chicos nuevos, galopadores y cuidadores vienen con un sello distinto. Ellos escuchan mucho a los empleados más viejos, pero también vienen con ideas nuevas. De hecho, muchos de estos cabros se han ido a EE. UU y han vuelto con nuevas metodologías para tratar de mejorar el trabajo acá. Hay de todo, es un capital cultural muy potente. Lo importante es que ese capital nosotros lo sepamos sobrellevar y valorar. Para mi todos sumamos y esa es un poquito nuestra impronta.


¿Qué opinas de la falta de jocketas o mayor presencia de mujeres en la hípica? ¿En qué se está fallando?


Es un súper buen tema, a mí me apasiona. Primero que todo, siento que la hípica y nuestro país en general es muy machista. Es un lugar que en lo cultural tiene arraigadas costumbres que debiesen ser eliminadas. Yo sé que al decir esto muchos de mis amigos o cercanos de mi género no van a estar en absoluto de acuerdo, porque a veces cuando le mueven el sillón de privilegios al macho eso le molesta y normalmente trata de opacar la labor femenina de manera agresiva y básica. Sin ir más lejos es cosa de ver las estadísticas. El 2019 hubo un poquito más de 9 mil violaciones denunciadas, lo que da un promedio de 26 violaciones diarias, entonces el que diga que Chile no es un país machista no sé en qué país está viviendo o qué realidad está visualizando. Hay una gran cantidad de femicidios, esos son delitos graves, pero en el día a día nos vamos dando cuenta en que eso está arraigado en como nosotros vamos tratando a nuestras compañeras.


Que llegue una mujer a trabajar en la hípica es bien difícil, porque muchos dicen que traen mala suerte. Escuchar eso en el 2022 es para decir: ¿Qué está pasando, es broma o de verdad piensas así?


Cuando me toco estar en Argentina me di cuenta de que allá hay varias jocketas; en Perú incluso pasa lo mismo. Yo me voy dando cuenta que nosotros estamos totalmente descendidos respecto a nuestros pares latinoamericanos. Si tú me preguntas porque hay pocas mujeres en la hípica es porque el gremio es duro, es machista y cuesta que se abran las puertas. He escuchado a muchos hablar más de la belleza de las mujeres que de sus capacidades, es complejo que valoren el trabajo y que te ganes el respeto siendo mujer y eso no debiese pasar.


Me duele y me complica mucho el tema, porque tengo una hija y esposa. Pese a eso, yo no debiese respetar a las mujeres solamente por eso, sino porque son personas, es algo que viene de lo cultural, de saber que no somos dueños de las mujeres y hay que perder ese sentido de propiedad y de sentirnos de la libertad de opinar sobre una profesional hípica respecto de algo que a nosotros nadie nos preguntó. Nadie me consultó qué opino de ella físicamente, pero si puedo opinar de ella como jocketa, porque uno viene a apostar y puedo decir ‘no me gusta este jinete o este si’. Uno puede opinar de su labor profesional, pero no de su físico y eso acá es una cuestión que se da todos los días.


¿Te gustaría que se aplicarán cuoteos obligatorios de montas para jocketas en la hípica para comenzar a nivelar la cancha?


Es triste que tengamos que llegar a imponer algo que no debiese imponerse, que debería darse de manera natural. Si tenemos que llegar a ese punto es porque nosotros no dimos el ancho como sociedad. Lamentablemente, hoy las soluciones van por ese lado: los cuoteos en la política uno los ve y se tuvieron que hacer porque hay muchos marginados y las mujeres han sido parte de esa marginación desde siempre.


Es fuerte el tema, muy complejo, creo que ni siquiera me corresponde hablarlo porque hay grandes mujeres, activistas feministas que están dando lucha y yo no quiero ser el vocero porque no me corresponde. Es una patudez de mi parte tan solo comentarlo con tanta vehemencia. A lo mejor desde esta tribuna los hombres podemos tratar de bajarnos del sillón de privilegios en el que estamos para que puedan nivelarse. Es complejo que la sociedad les entregue más derechos porque es una sociedad terriblemente agresiva con las mujeres, es un tema muy amplio y si la alternativa es el cuoteo, obviamente hay que hacerlo, pero me hubiese gustado que se hiciera desde otra perspectiva desde lo cultural.

Stud Pompita


Nos contabas que tu primera victoria fue en el Hipódromo Chile, ¿Cómo terminaste en Viña del Mar?


Yo siempre fui de Viña, lo que pasa es que esa yegua no hacia buenas carreras en el pasto del Sporting, así que la llevamos a correr al Hipódromo Chile y termino quedándose con un preparador de allá. Además, se consideró el tema económico, porque no salía a cuenta gastar plata en viajes. Finalmente, igual volvió a Viña y se lucía cuando había pista con barro.


¿Cuáles son los nombres más ingeniosos que le has dado a tus caballos?


No he puesto muchos en realidad, porque los caballos que he comprado son de segunda mano. A la única que me tocó ponerle nombre fue a una potranca que le regalé a mi polola que después se transformó en mi esposa. Se llamaba Fuca, una tordilla hija de Mediterránea. Le pusimos así por mi sobrina “Pompi”, ya que ella decía que la Consuelo, mi señora, era Puca y yo era Garú. Entonces como ella no sabía decir bien la “P”, le decía fuca. No ganó nunca, pero figuró con Enrique Lagunas.


¿Consideras que son el Stud del pueblo?


(Risas) Es muy pretencioso eso. Los chiquillos por simpatía y cariño te asignan ciertos apodos, pero ese es muy pretencioso. Ojalá pudiese representar al pueblo, pero es raro estar en la hípica y representarlos. Hay una dicotomía especial en eso.


¿Y la gente con la que trabajas, cómo la eliges, la consideras parte de tu familia, son tus amigos?


En realidad, la única elección por la que yo voy es por quienes son mis preparadores, el resto todo queda en manos de ellos. Yo soy un convencido -y quienes han tenido caballos de mi propiedad lo pueden corroborar-, que no me meto en absolutamente nada de lo que los preparadores decidan. Ellos ven cuando corren, las distancias que corren, si hay que hacer algún tipo de tratamiento, etc. Ellos eligen también a sus cuidadores; confió plenamente en lo que hacen y generalmente lo realizan pensando en las características de los caballos, dependiendo del feeling que tengan con los ejemplares más nerviosos o con los que son más delicados, pero el preparador es el que elige y yo los dejo y confió plenamente en su profesionalismo y capacidades.


¿Si te nombro la canción “That Was Yesterday” que sientes?


Ese tema lo iba a poner en el programa (Hípica Sporting) el otro día porque estábamos escuchando música de los 80. No quise hacerlo porque me emociona mucho. El día que compramos a Spiritual Time en la Feria de Criadores la trajimos directo a Viña del Mar, cuando la íbamos metiendo al corral estábamos escuchábamos la radio que da la hora del taco y que toca mucha música ochentera. En el momento que entraba la yegua estaba sonando el tema de Foreigner. Así que cada vez que lo escucho recuerdo ese momento donde estaba cumpliendo un sueño. Nunca pensé que iba a tener un caballo de carreras; estaba emocionado, no podía decir nada porque no podía creer que era mía y cada vez que quiero recordar a la yegua pongo la canción y todos saben que ese tema corresponde al nacimiento del Stud Pompita.


¿Cuáles son los triunfos que recuerdas con más cariño?


Todos. Yo me puedo sentar con ustedes a contar todos los triunfos, incluso las figuraciones, aunque igual puedo relatar cuando nos pillaron en la misma meta y perdimos por nariz, también me acuerdo de las derrotas. Pese a que todas las carreras son importantes, si tuviese que elegir algunas un poquitito más significativas que otras serían los triunfos de: Pradera Special, en la primera carrera de un día del Derby a 33 veces, con un gran trabajo de Enrique Lagunas.


También recuerdo a Baby Day, en el Hipódromo Chile. En esa oportunidad, Enrique Lagunas me dijo: “tirémonos el salto”. La partida no era buena, aunque el caballo era rápido; dan la largada y partió mal, venia ganando a dos. Creo que nunca había visto a ese caballo atropellar, primera vez que ganaba en el Hipódromo atropellando con Israel Villagrán, fue una carreraza.


Además, yo estaba haciendo clases en el Inacap ese día, así que le pedí a mis alumnos, creo que era una clase de química, que a tal hora detendría la clase porque corría mi caballo. Entonces conecté el celular, vi la competencia y estaban todos mirando la violenta atropellada de Baby Day, fue un recuerdo muy significativo en el Hipódromo.


Obviamente también está el recuerdo con Spiritual Time, ya que fue la primera carrera que me gané. Otra yegua que recuerdo mucho por su triunfo e historia fue la de Fiora Mia. Ella venía con una fractura muy grave y no nos dijeron. La tuvimos que mandar al campo, quedó preñada y perdió a su bebé; después volvió a perder otro y me dijeron “Llévesela de vuelta”. Entonces le dije a Enrique Lagunas: “busquémosle un destino”. Así que él la empezó a preparar, la corrió y ganó como cuatro competencias. Nunca pensé que la iba a tener colgada en mis recuerdos. Finalmente están los recuerdos con Melquiades, aunque es difícil elegir una victoria en particular, pero te nombre varias carreras impactantes. Y Vorking, también el día del Derby.

¿Cuáles han sido tus momentos más complicados como propietario?


Hay varios, pero prefiero no hablar de eso porque no es necesario. Fíjate que hay personas que en su momento no se portaron muy bien y yo igual les tengo mucho cariño. De todo se aprende en la vida.


¿Cuál es el clásico que sueñas con ganar?


No tengo ninguno en particular. Mis premios y felicidad recaen en que mi familia me acompañe los días de carreras o que mis caballos los pueda correr Israel Villagrán. Yo espero tener la oportunidad de seguir comprando caballitos, que pasen los años y don Jorge Araneda siga preparando o seguir tirándole caballos a él; lo mismo con Jorge González. Ojalá siempre puedan contar conmigo como propietario, esas son mis aspiraciones. Quiero tener más caballos para poder pasárselos a otros preparadores que son tremendos profesionales y que son más silenciosos, como Braulio Gómez o Patito Saavedra. Me encantaría tener más recursos para poder repartir más la torta. Ese es mi verdadero sueño en vez de ganar un clásico importante.


Cuéntanos un poco más de tu trabajo como cronometrador


Me ofrecieron esta posibilidad, la cual no estaba en mis proyectos ni propósitos. Cuando me lo propusieron dije: “no puedo creerlo, que buena”. Es algo que me entretiene, divierte y sirve para interactuar más con la gente. Yo le tengo mucho cariño a todos quienes son parte del Sporting, como los cuidadores. Hace un rato me preguntabas cómo los elijo. No los selecciono, pero me hago muy amigo de ellos. Por ejemplo, el “Harry Potter”. Con compadre Santino, quien me está cuidando a Ídolo Caturro, nos matamos de la risa, intercambiamos anécdotas, nos tomamos un vaso de bebida, vamos al corral y nos tomamos un cafecito. Siempre hay muy buena onda con la gente de acá. Es una bonita relación y yo siempre trato de portarme lo mejor que puedo con todos. Esto de ser cronometrador me permitió acercarme a otros cuidadores con los que a lo mejor no tengo esa relación porque no cuidan mis caballos, pero ahora los puedo conocer en otras facetas, así que estoy contento y ojalá poder seguir en eso porque me gusta.


Hípica Sporting


¿Cómo se gesta tu llegada al programa Hípica Sporting?


Alex Zamora tenía el sueño de hacer un programa hípico en las redes sociales y a mí me gustó la idea, ya que en esencia siempre me consideré un comunicador. Me gusta el poder contar cosas y expresarme como lo hacía haciendo las clases. Creo que eso lo encontré en el programa, es una oportunidad muy potente que es sin fines de lucro. Lo hacemos por amor, no hay auspicios ni plata de por medio, para que la gente eso lo tenga claro. Esto lo hacemos porque nos gusta y en realidad también me di cuenta de que tenía esa necesidad de tener esa interacción con la gente, aunque sea a través de una pantalla. Es volver un poco a las raíces de lo que era hacer clases.


A pesar de que sea a través de una pantalla nos podemos dar cuenta que la gente te reconoce por el programa aparte de tu rol de propietario o cronometrador.


La gente está contenta y le gusta el programa. Recuerdo que antes de empezar todo esto, Alex me dijo: “¿Qué opinas? ¿Qué propones?” A lo que yo respondí: “mira Alex, déjame ir fluyendo porque tengo hartas ideas, pero no te las quiero comentar, quiero ver cómo van saliendo”. Una de esas ideas era visibilizar el trabajo de aquellos que son piezas fundamentales de la hípica y que muchas veces pasan inadvertidos: destacar al cuidador, al capataz, a esas personas que muchas veces no aparecen en las portadas y se ha logrado, por lo menos el público se ve contento.


¿Qué opinión tienes de los otros medios de comunicación hípica?


Fíjate que a mí me gusta eso de que haya distintas visiones. Lo encuentro super sabroso, porque yo a través del portal Índice 1 me fui dando cuenta de varias cosas reentretenidas y rebonitas, que uno muchas veces las ve desde otra forma. Ahora me tocó ver desde el prisma de distintos portales, lo que me ha permitido ampliar mi visión de lo que es la hípica. Incluso, me fui metiendo a programas de otras páginas de Latinoamérica, como la hípica venezolana o uruguaya. Es bonito que todos vayamos aportando estos pequeños ladrillos que forman esta gran mansión que nos permite conocer la hípica más a fondo, me encanta esa relación que existe.

¿Y cómo generar más énfasis en la hípica viñamarina para que los medios capitalinos la cubran?


Eso va más de la mano de los cambios de paradigmas. El centralismo también es complejo de abordar; culturalmente no estamos preparados. Podemos tener muchas ganas que esta visión se masifique y que cada vez tengamos más seguidores y más gente conozca al Valparaíso Sporting, pero esperar que esto venga desde Santiago no va a pasar. Es como esperar que los hombres cambiemos y dejemos de ser machistas por arte de magia.


Nos tenemos que reeducar y deconstruir. La deconstrucción va de la mano con múltiples aspectos y uno de ellos es empezar a sacarnos esa venda de pensar que Santiago es Chile. Y no lo digo solamente con la hípica, es una cuestión tan simple como ver el resumen de los goles el fin de semana, quienes solo abordan a Colo Colo, Universidad de Chile y la Universidad Católica, el resto de los equipos normalmente es arroz. No es algo que le atañe solamente a la hípica, también está el fútbol, las universidades, etc. Santiago se devoró al resto del país. Y es algo curioso, porque prácticamente todos los recursos están en regiones: la pesca, la minería, pero la plata se va para la capital.

¿Eres una persona agradecida de la hípica?


Si, aquí soy feliz y eso es suficiente. Lo paso bien acá.


¿Qué le dirías a la gente que siempre te deja una palabra de aliento o te felicita cuando ganas alguna carrera y en general por tu rol en el programa?


Yo le doy las gracias a ellos. Uno agradece todos esos gestos porque igual te hacen mantener cierta línea con lo que es el buen trato con la gente. Soy un agradecido con ellos.


¿Cómo te gustaría que recuerden al Stud Pompita cuando pasen los años?


Ojalá que se mantenga esa línea de ver la hípica con humildad, con cariño, con amor, respetando al animal que es un compañero más en todo este andar. Me gustaría que se recuerden como uno de los colores representativos del Sporting, identificados con esta casa viñamarina. Ojalá que la gente cuando vea los colores del Pompita en otros hipódromos digan que llegaron de Viña; que la gente sepa que es un Stud netamente implicado con la zona y agradecer a los jinetes, a los cuidadores que se dan el tiempo de dar sus palabras, de correrme los caballos con confianza, con fe sobre todo ahora que no está Israel. Por eso no quiero dejar de saludar a grandes amigos como: Dieguito Carvacho, con todas las ganas de correr la Michelitina, el Seba Marín que me corrió a Cielo Brillante y la Villa Serrana, Claudio Poblete que corrió al Papurri, al Simond con Ídolo Caturro, que sea gente viñamarina. Esa es la idea siempre.


Para finalizar esta entrevista quisimos tener la opinión de los dueños más pequeños del Stud Pompita, los herederos de estos bellos colores.


¿Cuáles son sus caballos favoritos?


Alessio: Michelitina, esta difícil elegir, Baby Day mejor.

Simona: Uno de los nuevos que me gusta es la Baby Stick.


¿Y les gustan harto los caballos? ¿Cuál es su parte favorita de la hípica?


Alessio: Si mucho, cuando gano plata me gusta.

Simona: Me gusta hacerles cariño.


Algunas de las cosas bonitas que entrega el periodismo es conocer a gente como Ángelo y su familia, personas apasionadas por la hípica y que no están en la actividad para generar dinero, sino que por amor puro y genuino a los caballos. Es lindo ver propietarios que están dispuestos a dar segundas oportunidades a ejemplares que a veces nadie quiere tener y pensar en el bienestar superior de estos hermosos animales que tantas alegrías dan. Además, siempre se destacará a la gente que quiera aportar a la hípica desde distintos ámbitos con nuevas ideas y siempre pensando en todos y todas.


Solo nos queda desear una cosa: ¡Larga vida al Stud Pompita!

Fotografías: Indice 1 - Hípica Sporting.

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